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Ambigüedad de dirección

Esta actividad pertenece al libro de GeoGebra La percepción de la forma, que se complementa con los libros  La percepción del tamaño y La percepción del movimiento. La curiosa peculiaridad de algunos retratos que parece que siguen con los ojos al que los mira y que hasta vuelven toda la cara hacia él, cualquiera que sea el punto desde el cual se observa el retrato, es conocida desde muy antiguo. En primer lugar, esta ilusión no solo es peculiar de los retratos, sino también de otros cuadros. Un cañón dibujado o fotografiado de manera que apunte al que lo mire, volverá su boca hacia él cuando se retire hacia la derecha o hacia la izquierda. Un coche representado como dirigiéndose al observador, no hay manera de esquivarlo. Todos estos fenómenos tienen una causa común y extraordinariamente simple.
Si la imagen del cañón de una pistola apunta directamente hacia nosotros, al desviarnos hacia un lado lo seguiremos viendo en la misma posición que tenía; esto es completamente natural en las imágenes planas, lo contrario sería absurdo; pero cuando se trata de un cañón de verdad, esto solo puede ocurrir si gira hacia nuestro lado. Y como quiera que cuando miramos la foto o el cuadro pensamos no en él, sino en los objetos reales que él representa, nos parece que dicho objeto cambió de posición.
Esta ilusión de percepción también se conoce como efecto Mona Lisa, porque se suponía que este famoso cuadro lo poseía. Sin embargo, se ha demostrado que no es así, pues La Gioconda no mira de frente, sino con una desviación de aproximadamente 15º. Se estima que para que el fenómeno se produzca la desviación debe ser menor de 10º. A continuación, el primer ejemplo muestra esta ambigüedad de dirección de la mirada. En los dos ejemplos siguientes, además de la localización de la pupila, se ha jugado con la posición de la cabeza. Normalmente, combinamos estas dos fuentes de información. En el segundo ejemplo nos encontramos ante una ilusión, ya que la imagen de la izquierda es el resultado del reflejo de La Gioconda (a la derecha) en un espejo, a excepción de los ojos, que se han mantenido en la misma posición. Esto provoca un cambio en la percepción de la dirección de la mirada.